jueves, 29 de julio de 2010

Gestión del Conocimiento

La Gestión del Conocimiento (en inglés Knowledge Management)

La Gestión del Conocimiento (en inglés Knowledge Management) es un concepto aplicado en las organizaciones, que pretende transferir el conocimiento y experiencia existente entre sus miembros, de modo que pueda ser utilizado como un recurso disponible para otros en la organización. En la actualidad, la tecnología permite entregar herramientas que apoyan la gestión del conocimiento en las empresas, que apoyan la recolección, la transferencia, la seguridad y la administración sistemática de la información, junto con los sistemas diseñados para ayudar a hacer el mejor uso de ese conocimiento.
Un tema particular de la administración del conocimiento es que el conocimiento no se puede codificar fácilmente en forma digital, tal como la intuición de los individuos dominantes que viene con años de la experiencia y de poder reconocer los diversos patrones del comportamiento que alguien con menos experiencia no puede reconocer.
El proceso de la Administración del Conocimiento, también conocido en sus fases de desarrollo como "aprendizaje corporativo", tiene principalmente los siguientes objetivos:
· Identificar, recoger y organizar el conocimiento existente.
· Facilitar la creación del nuevo conocimiento.
· Iniciar la innovación a través de la reutilización y apoyo de la habilidad de la gente a través de organizaciones para producir un realzado funcionamiento de negocio.
La transferencia del conocimiento (un aspecto de la Administración del Conocimiento) ha existido siempre como proceso informal, como: Las discusiones, sesiones, reuniones de reflexión, etc. o formalmente; con aprendizaje, entrenamiento profesional y programas de capacitación. Como práctica emergente de negocio, la administración del conocimiento ha considerado la introducción del principal oficial del conocimiento, y el establecimiento de Intranet corporativo, de wikis, y de otras prácticas de la tecnología del conocimiento y de la información.
En la sociedad actual del conocimiento y de contradicciones, la educación debe jugar un papel importante para la orientación de la sociedad para un desarrollo humano sostenible. Para ello, de acuerdo con Gómez (2002) cada sociedad requiere que su sistema educativo se oriente a dar respuestas a las exigencias y necesidades que hoy demanda dicha sociedad.
Vistas estas necesidades, el conocimiento lo podemos clasificar de modo general en dos grandes grupos: Conocimiento Tácito y Conocimiento Explicito. El conocimiento Tácito es el conocimiento no verbalizado, arraigado en la acción y la experticia, subjetivo y ligado al contexto (Gore. 2003. P 292). El conocimiento Tácito o Implícito es aquel que está almacenado en la mente de los empleados (Beazley. 2003. P. 46). Mientras que el Conocimiento Explicito (Cutcher. 200. P. 3), es comúnmente tangible, pues se encuentra en manuales, libros, políticas, procedimientos, reglas de trabajo, dibujos ingenieriles y acuerdos de contratos colectables.
Otra definición importante, es la del Conocimiento Operativo (Beazley. 2003. Pa. 51), que es aquel que tiene un componente polifacético y un alcance muy amplio se nutre de todos los rincones de la organización, abarcando siete tipos de conocimientos para formar un todo coherente, ellos son: Conocimiento Cognoscitivo, Conocimiento de Destrezas, Conocimiento de los Sistemas, Conocimiento de las Redes Sociales, Conocimiento de los Procesos y Procedimientos, Conocimiento Heurístico y Conocimiento Cultural.
En las organizaciones modernas basadas en conocimientos actualizados donde el conocimiento es el principal recurso productivo, la contabilidad tradicional no funciona.
La premisa es que las viejas verificaciones de medidas numéricas y cuantitativas ya no son suficientes. El capital intelectual está en el cerebro de las personas, y no en el bolsillo del patrón. ¿Pero cómo puede medirse dicho capital? La pregunta es difícil, pero daremos algunas respuestas.
El capital intelectual resultante del conocimiento operativo, consta de datos críticos, información, procesos formales, procesos informales, conjuntos de destrezas, experiencia aplicada, relaciones, competencias, creencias, valores y saber, los cuales crean el ámbito de entendimiento que les permite a los empleados sobresalir en las actividades que emprenda.
Viendo la relación entre el Capital Intelectual y el Conocimiento Operativo debemos definir la Productividad como la relación entre la cantidad de bienes y servicios producidos y la cantidad de recursos utilizados. En la fabricación la productividad sirve para evaluar el rendimiento de los talleres, las máquinas, los equipos de trabajo y los empleados. Productividad en términos de empleados es sinónimo de rendimiento. En un enfoque sistemático, decimos que algo o alguien es productivo con una cantidad de recursos (insumos) en un período de tiempo dado si obtiene el máximo de productos.
En este sentido, la medición de la Productividad es la obtención y registro de datos bajo el criterio de: Utilidad, importancia en las decisiones que se toman; Precisión, refleja fielmente la magnitud del hecho que se quiere analizar; Oportunidad, Toma de decisiones antes que se produzca la anormalidad indeseada; Confiabilidad, la medición en la empresa no es un acto que se haga una sola vez, debemos revisar periódicamente todo el sistema de medición; Economía, proporcionalidad que debe existir entre los costos incurridos en la medición. La medición puede ser sectorial o empresarial.
Existen tres criterios comúnmente utilizados en la evaluación del desempeño de un sistema, los cuales están muy relacionados con la calidad y la productividad: Eficiencia, Efectividad y Eficacia. Sin embargo, a veces se los mal interpreta, mal utiliza o se consideran sinónimos; por lo que consideramos conveniente puntualizar sus definiciones y su relación con la calidad y la productividad.
Hablando de eficiencia, efectividad y eficacia sobre la productividad, debemos referirnos al término de una empresa, que no es más que una organización de un grupo heterogéneo de personas que no se unen por casualidad, sino que se han reunido consciente y formalmente para alcanzar ciertas metas que sus miembros serían incapaces de lograr por sí solos. Las empresas se clasifican en formales e informales.
En una empresa formal, el proceso administrativo es un proceso metodológico que implica una serie de actividades que llevará a una mejor consecución de los objetivos, en un período más corto y con una mayor productividad. El proceso administrativo se dice que es tridimensional, porque sus elementos: planeación, organización, dirección y control son aplicables a todas las funciones del organismo en todos sus niveles.
La planeación, como primera función del proceso administrativo, es la función administrativa que determina anticipadamente cuales son los objetivos que deben alcanzarse y que debe hacerse para alcanzarlos. La organización como segunda función del proceso administrativo, es el proceso gerencial de la organización que implica tomar decisiones para crear un marco estable de tal manera que las organizaciones puedan durar desde el presente hasta bien entrado el futuro.
La dirección, como tercera función del proceso administrativo, consiste en un conjunto de actividades tendentes a estimular a las personas a desempeñarse bien. Se trata de dirigir y motivar a los empleados, y de comunicarse con ellos, en forma individual o de grupo. La cuarta función, el Control, supervisa el progreso y ejecuta los cambios necesarios. Cuando los gerentes implementan sus planes, a menudo se encuentran con que las cosas no funcionan como se habían planeado. La función de control asegura el cumplimiento de las metas.
Establecido el proceso administrativo y la continuidad del conocimiento en la productividad del mismo, la podemos definir como el mantenimiento del conocimiento operativo de la organización al alcance de todos los miembros de la organización independientemente de quien esté ocupando la posición a la cual se hace referencia en el puesto o cargo. La continuidad del conocimiento en la productividad del proceso administrativo es de gran influencia, ya que lo que se necesita es que el proceso administrativo siga su curso y no baje la productividad a causa de no dar seguimiento al conocimiento operativo.
El doble objetivo de la gerencia de la continuidad del conocimiento es (1) hacer que, los titulares de los cargos identifiquen y analicen el conocimiento optativo crítico y (2) transmitir ese conocimiento operativo a sus sucesores. La cultura organizacional de una empresa, es un concepto que los teóricos han tomado prestado de la antropología para tratar de comprender las razones del comportamiento colectivo de las organizaciones y la amenaza como éstas influyen sobre el comportamiento individual de sus miembros. Tiene relación con los valores, las creencias, los supuestos, las prácticas y las normas comunes a los miembros de la organización que moldean su comportamiento y les proporciona un sentido de identidad.
Una cultura organizacional basada en el aumento de la productividad fundamenta la implementación de la gestión del conocimiento en el proceso administrativo de las organizaciones. Una de las principales estrategias para aumentar la productividad del proceso administrativo es gestionar el conocimiento basado en normas y estándares que administren eficientemente el conocimiento operativo de las organizaciones.
La implementación de las NTIC’s (Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación) hacen modificar la cultura organizacional ya que son un conjunto de aparatos, redes y servicios que se integran o se integrarán a la larga, en un sistema de información interconectado y complementario.
Las NTIC’s son el complemento del proceso de gestionar el conocimiento en las organizaciones modernas, con ellas hacemos de fácil uso el manejo cotidiano del conocimiento operativo, es decir, con ellas se nos facilita, la recolección, el análisis, la clasificación, el almacenamiento, la transmisión y la adquisición del conocimiento entre los miembros de la organización.
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Luis Ml. Cruz

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